Desde el principio estuvo allí, clasificando libros, poniendo etiquetas, registrándolos en el ordenador y después ordenándolos en el carrito para pasar por las habitaciones de la planta de Pediatría.
Contó con la ayuda de Yolanda, quien la acompañó en muchas tardes de monótono trabajo de clasificación.
Va muchas tardes, muchas, cuando no puede venir , se nos tambalea la columna que sostiene esta actividad.
Ahora Cristina le acompaña muchas tardes, ésas que a veces se prolongan hasta que el carrito de los cuentos se cruza con el carro de la cena.
Si un compañero o compañera no puede asistir, ella lo suple sin ninguna queja.
Le hemos prometido llevarla a Madrid para que conozca la actividad del carro de los cuentos del Hospital Doce de Octubre, que llevan a cabo los voluntarios del Circo de Piruleto.
De ellos tomamos la idea. Esperamos cumplir la promesa este año: es la primera de la lista, se lo merece.
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